¿Que hacemos con nuestro gato cuando llega un bebé?
La llegada de un bebé supone cambios importantes para toda la familia...y también para el gato. Si tenemos en cuenta unos sencillos consejos conseguiremos preservar el bienestar de nuestro querido felino sin descuidar la seguridad del niño.

En muchos hogares, antes de la llegada de los hijos, quienes acompañan a la pareja son las mascotas. En el caso de los gatos suelen ser los más consentidos, y con razón. Mientras no haya otro ser que acapare la atención en casa, mamá y papá serán sólo para él o ella. Sin embargo, cuando la pareja se apresta a recibir a su primer hijo, es bueno pensar en preparar al felino para la llegada de este ser.
Se trata de un evento de suma importancia, que acarreará algunos cambios en el comportamiento de los adultos con respecto a la mascota. Las atenciones prioritarias se centrarán en el bebé y el gato puede sentir que ya no lo tienen en cuenta. El animal percibe que las atenciones, cariños, mimos y palabras no se dirigen hacia él y ello lo puede desanimar. O quizás llevar a un comportamiento inusual, como arañar objetos de la casa, hacer sus necesidades fuera del arenero, subirse a la cama del bebecito. ç
Un INTRUSO. Así puede ser como perciba el felino al recién llegado; alguien que ha venido a quitarle el amor y el afecto de la familia. De acuerdo con los especialistas, las primeras manifestaciones de nerviosismo gatuno se aprecian durante el embarazo, cuando la pareja muestra su preocupación, no por la mascota sino por el bebé que va a nacer. El gato tiene capacidad para percibir los cambios hormonales que provienen del cuerpo de la mujer embarazada. Por ello, se siente afligido, nervioso y se desestabiliza. En esos momentos requiere de una caricia, un refuerzo positivo por parte de sus dueños; de lo contrario, la convivencia comenzará a tornarse problemática.
Mano amiga
No se requiere de un gran esfuerzo para que el dueño haga entender a la mascota que sí le importa, que su cariño hacia él no ha disminuido y que lo sigue queriendo. Una caricia, acompañada de las palabras a las que está acostumbrado, será como un bálsamo para el minino y le ayudará a percibir que el bebé no será amenaza alguna para él. Basta con unos cuantos minutos al día para reforzar la relación con el animal. Una recomendación muy útil es permitir que el gato entre en contacto con los muebles y demás objetos nuevos que se adquieran para el cuarto del bebé.
Permítale olerlos, dar una vuelta por la habitación para que se familiarice con el espacio y llegue a considerarlo parte de su hábitat. Por supuesto, habrá restricciones en cuanto a sus entradas al cuarto del recién nacido por medidas de seguridad pero ya no le será extraño. Algo muy común, cuando el gato asume una actitud positiva, es que comience a restregarse por los muebles. De esta manera demuestra su actitud amistosa. En ese momento, no le grite ni lo aleje bruscamente de la habitación ya que sólo revertirá el efecto positivo y le hará sentir excluido sin causa aparente. Más bien acarícielo, desvíe su atención dándole alguno de sus juguetes y háblele apaciblemente. La recomendación es dejarle participar, permitiéndole oler y explorar todo lo que desee.
En familia
Los primeros días de vida del bebé ayude en lo posible al minino a acostumbrarse a su olor. Deje que huela los muebles, la ropa que el bebé se quita. Una vez en casa, no aleje al bebé. No encierre al minino en una habitación por miedo a que reaccione negativamente con el recién nacido. Esto podría dar pie a una crisis de celos. Permita que el gato, bajo su supervisión, se acerque al niño. Mientras lo observa con curiosidad, acarícielo para que se sienta querido. No lo obligue a salir si se esconde, él saldrá cuando sienta que no hay peligro alguno en el ambiente. Puede premiarlo o reforzarlo positivamente con una galletica. Así, asociará la presencia del niño con un hecho agradable. Cuando el animal corre a esconderse apenas ve al niño, tiene que dejarlo. Quizás la criatura lo asusta o su llanto lo pone nervioso.
En familia
Los primeros días de vida del bebé ayude en lo posible al minino a acostumbrarse a su olor. Deje que huela los muebles, la ropa que el bebé se quita. Una vez en casa, no aleje al bebé. No encierre al minino en una habitación por miedo a que reaccione negativamente con el recién nacido. Esto podría dar pie a una crisis de celos. Permita que el gato, bajo su supervisión, se acerque al niño. Mientras lo observa con curiosidad, acarícielo para que se sienta querido. No lo obligue a salir si se esconde, él saldrá cuando sienta que no hay peligro alguno en el ambiente. Puede premiarlo o reforzarlo positivamente con una galletica. Así, asociará la presencia del niño con un hecho agradable. Cuando el animal corre a esconderse apenas ve al niño, tiene que dejarlo. Quizás la criatura lo asusta o su llanto lo pone nervioso.
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Errores comunes |
Cuando un bebé llega a casa, lo más común es que la nueva situación no signifique cambio alguno en la manera de relacionarnos con nuestra mascota. Sin embargo, el error más frecuente que se suele cometer sin darse cuenta es dejar de lado al gato, y negarle cosas que anteriormente se le permitían, como subirse a la mesa, acurrucarse en nuestro regazo, dormir en nuestra cama... y prohibirle absolutamente todo. De repente, el animal deja de sentirse el centro de nuestra atención y su conducta puede sufrir alteraciones de comportamiento, desde hacer sus necesidades fuera de la caja hasta, en los casos más graves, mostrar comportamientos agresivos incluso con nosotros mismos.
Por otra parte, los cambios que haya que introducir en la vida del gato (cambiar su cama o su caja de lugar, por ejemplo) habrá que hacerlos cuanto antes, y por supuesto mejor antes de la llegada del niño.
En cualquier caso, si es cierto que debemos observar unas medidas especiales, todas ellas relacionadas con la higiene, y dictadas sobre todo por el sentido comun: no permitir que el gato lama las manitas o los juguetes del bebe, pues estos suelen llevarse todo a la boca, y por supuesto es indispensable que tengamos a nuestro gato regularmente desparasitado interna y exteriormente.
Por otra parte, los cambios que haya que introducir en la vida del gato (cambiar su cama o su caja de lugar, por ejemplo) habrá que hacerlos cuanto antes, y por supuesto mejor antes de la llegada del niño.
En cualquier caso, si es cierto que debemos observar unas medidas especiales, todas ellas relacionadas con la higiene, y dictadas sobre todo por el sentido comun: no permitir que el gato lama las manitas o los juguetes del bebe, pues estos suelen llevarse todo a la boca, y por supuesto es indispensable que tengamos a nuestro gato regularmente desparasitado interna y exteriormente.
LA IGNORANCIA COMO DISPARADOR
Hay parejas que, al saber que esperan descendencia, deciden abandonar a su gato influenciados por los comentarios de la gente o por presuntos riesgos de enfermedades como la toxoplasmosis. Esta actitud execrable, como todas las que conlleva el abandono de animales, viene dada por una ignorancia tan absoluta como la falta de sentimientos que demuestran. De hecho, es más facil contraer la toxoplasmosis por la ingestión de carne poco cocinada que por la tenencia de un gato. Simplemente, por precaución, la mujer embarazada debería abstenerse de cambiar la arena del gato durante esos meses, y observar unas medidas de higiene más estrictas de lo habitual. Aun así, una forma segura, facil y barata de salir de dudas es practicar un análisis de sangre, tanto al gato como a nosotros, y pedir siempre el consejo del profesional. En cualquier caso, la decisión de tener un gato en casa fue nuestra y eso es una responsabilidad INELUDIBLE.
La supervisión, algo necesario:
Los gatos pueden sentir celos ante la llegada de un bebé.Asegura al gato que lo sigues amando prestándole gran cantidad de atención. Con la exitación de la llegada del bebé, a menudo relegamos al gato, y esto por lo general contribuirá a alimentar su resentimiento. Los gatos pueden gustar de la tibieza del bebé, y acostarse junto a él, mas no por lo general sobre él. Y en todo caso, se quitarían en cuanto el bebé comenzara a mover sus brazos y piernas.Sin embargo en las etapas tempranas de convivencia no debemos dejarlos solos...pero esto es sentido comùn. |
La relación entre niños y gatos no tiene por qué ser problemática | ||
Las mascotas y los niños, los primeros años...
Niños y mascotas, una combinación natural:
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Los niños y las mascotas forman una combinación natural. La mayoría de las personas guardan tiernos recuerdos de su niñez con una mascota. Pero de igual manera que los niños y las mascotas pueden brindarse un compañerismo mutuo, también pueden sentirse amenazados por la incorporación de un nuevo miembro de la familia.
Por lo tanto, antes de que el recién llegado (ya sea un bebé o una mascota) aparezca, es mejor preparar a la familia explicándole qué cosas cambiarán y qué no (su amor), estableciendo reglas y límites, y controlando la interacción.
Llevar a casa un bebé
Los bebés generan nuevas percepciones, sonidos y olores, y acaparan gran parte de la atención de todo el mundo. Todas estas cosas hacen que su perro o gato se sientan amenazados.
Sin embargo, si lo planifica, puede hacer que la llegada de un nuevo bebé sea mucho menos estresante para usted y su mascota.
Comience por introducir olores, como una loción o talco para bebé antes de la llegada de éste. Puede ponerse estos productos usted mismo o ponerlos en una muñeca pequeña.
Una vez que el cuarto del bebé esté preparado, permítale a su mascota inspeccionarlo delicadamente. Coloque una reja para bebés y comience a utilizarla o cierre la puerta cuando no esté cerca para que su mascota no tenga libre acceso a esta habitación. Esto ayuda a establecer los límites antes de la llegada del bebé.
Una vez que el bebé haya nacido, pídale a su cónyuge o a un familiar que haga oler a su mascota una prenda o manta del bebé.
Mientras el bebé esta en la clínica:
Al ir a casa llevar alguna toalla o paño con el olor del niño. Jugar con el gato, acariciarlo y darle premios mientras le mostramos la toalla. De este modo, el gato asociará desde el principio el olor del bebé con experiencias agradables.
Contrariamente a lo que a veces se aconseja, no hace falta que la toalla contenga heces u orina del niño. El contacto normal de la toalla con el bebé será suficiente para estimular el fino olfato de nuestro gato.
Al ir a casa llevar alguna toalla o paño con el olor del niño. Jugar con el gato, acariciarlo y darle premios mientras le mostramos la toalla. De este modo, el gato asociará desde el principio el olor del bebé con experiencias agradables.
Contrariamente a lo que a veces se aconseja, no hace falta que la toalla contenga heces u orina del niño. El contacto normal de la toalla con el bebé será suficiente para estimular el fino olfato de nuestro gato.
Tambien, puede ser una buena idea llevar al gato al veterinario para limar un poco sus uñas. De ese modo, evitaremos que pueda arañar al niño si por accidente lo tocara con las patas. Esta recomendación quedaría reservada para aquellos gatos que, aunque sea jugando, arañan con frecuencia a sus propietarios.
Haga que la llegada al hogar sea un evento tranquilo. Hacer una fiesta o invitar a una gran cantidad de personas de inmediato únicamente harán que su mascota se ponga más nerviosa y excitable.
Pídale al papá o a un familiar que lleve al bebé para que la mamá pueda saludar a la mascota. Únicamente después que su mascota se haya tranquilizado, deberá intentar presentarle al recién llegado.
Haga que el primer encuentro sea breve y esté supervisado. Tal vez algún familiar puede ayudar a sujetar a la mascota mientras que la mamá tiene al bebé. Sujetar a la mascota brinda un medio de atención positiva y seguridad.
Es una buena idea pasar un tiempo prestando atención a su mascota una vez que el bebé se ha dormido. Cuando el bebé se despierta y comienza a llorar, tranquilice a su mascota ayudando a aliviar cualquier agitación causada por el nuevo sonido.
Las visitas
Es obvio que las visitas vienen estos días a casa para ver al niño. Sin embargo, eso no significa que no dispongan ni de unos segundos para prestarle atención también al gato.
Debemos intentar que las personas que vienen a casa le hagan un poquito de caso al gato. Puede ser algo tan sencillo como darle una golosina, jugar con él un poco o acariciarlo de vez en cuando.
No importa si la relación parece progresar bien, nunca deje al bebé y a la mascota juntos sin supervisión.
Los primeros años
Los primeros años son los más difíciles para la interacción del niño y la mascota. El niño que recién comienza a caminar es lo suficientemente mayor como para alcanzar al perro o gato, pero no está preparado para manejar la responsabilidad que implica una mascota.
Los característicos movimientos repentinos y los gritos agudos de un niño que recién comienza a caminar pueden hacer que su perro se excite o agite demasiado. Por lo tanto, es importante continuar observando las interacciones cuidadosamente.
Muchas mascotas adoran a los niños y soportarán una gran cantidad de alboroto pero es mejor comenzar a establecer los límites del juego.
Leer a su hijo libros sobre animales puede ayudarlo a comprender que las mascotas también tienen sentimientos.
Saque ventaja de la gran atención que su hijo presta a cada movimiento suyo usándolo como ejemplo de un comportamiento aceptable para las mascotas.
Mientras su hijo lo observa, acaricie suavemente a su perro detrás de las orejas o rasque la parte inferior del mentón del gato, todo esto mientras habla con una voz tranquilizadora y suave para su mascota.
Aprender a convivir
Una vez que los niños superan esta etapa, son lo suficientemente mayores como para aprender a manejarse con los animales.
Enséñele a los niños a no molestar a las mascotas de la familia cuando duermen o comen. No deberán acariciar a un perro sin pedir permiso y primero deberán dejar que el perro les olfatee la mano. Y nunca deberán perseguir ni arrinconar a los gatos o perros.
Tal vez usted quiera que su hijo participe del cuidado diario de su mascota. Los niños pequeños pueden aprender a colocar el alimento en el plato o ayudar a cepillar a una mascota tranquila. Si la mascota es lo suficientemente pequeña como para ser alzada, enséñele a su hijo cómo hacerlo correctamente.
Nuevamente, es importante supervisar estas actividades. También es importante enseñarle a su mascota a comportarse. Si su mascota mordisquea, reaccione con un fuerte "ay" y finalice el juego. Acostúmbrelo a que le saquen cosas de la boca.
Quítele el plato de comida o un juguete especial durante la hora de la comida o del juego y luego devuélvaselo; de esta manera, su mascota aprenderá a no cuidar la comida o los juguetes como un guardián.
Si tiene un perro, haga los arreglos necesarios para que usted y su mascota asistan a una clase de obediencia para aprender con rapidez un comportamiento adecuado.
Al controlar a sus niños y mascotas y crear formas positivas de interacción, puede tener la seguridad de una combinación familiar feliz y divertidas horas de juego.
La supervisión es fundamental para el éxito
No importa lo calma que sea su mascota con su hijo o si su hijo juega tranquilamente con su mascota, es importante supervisarlos todo el tiempo.
Compartir responsabilidades El primer encuentro y adaptación gradual | |||||||||
Cuando lleves al bebé a tu casa, ten en cuenta que la primera impresión mascota-bebé es muy importante. La forma en que la mascota y el bebé se descubran desencadenará el tipo de relación que se genere entre ellos. Por lo tanto, cuando llegues a tu casa, acerca al bebe lentamente al perro o gato y permite que lo olfatee mientras lo sostienes. Esto te permitirá estudiar y anticipar las reacciones del animal. Acaricia y calma a tu mascota y cuando quiera lamerlo, evita gritar un: No! con desesperación, es mejor un tono firme, pero delicado. | No asustes al animal, ni hagas que éste se sienta un intruso en tu casa. Es una buena práctica compartir algunas rutinas con el perro o gato, por ejemplo que pueda estar presente cuando paseas, bañas o cambias al bebé. Al principio, no dejes a tu mascota sola con el niño. Por más educada y cariñosa que sea tu perro, en su afán de curiosear, puede voltear, sin querer, el moisés por tratar de acariciarlo con su pata, o arañarlo involuntariamente. Ten especial cuidado cuando el niño empieza a gatear o moverse. En esta etapa la criatura se mueve de modo imprevisible y puede perder el equilibrio cayendo sobre el animal, quien podrá asustarse y reaccionar instintivamente. A medida que el niño crezca y comience a hablar, hay que enseñarle que la mascota es un ser vivo que debe ser respetado. Por lo tanto, si lo alzan mal, le tiran de las orejas o la cola, intentará defenderse alejándose o gruñendo. Enseñales a convivir y respetarse en los momentos de sueño, comida, o si el animal está cansado de jugar, es fundamental para lograr una buena relación entre tu hijo/a y tu mascota |
Que buen articulo
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